Varias empresas están probando a eliminar casi todas las reuniones internas. La idea promete eficiencia y menos interrupciones, pero… ¿a qué precio?
Recientemente compañías como Shopify y Meta han puesto sobre la mesa una medida radical: eliminar la mayoría de sus reuniones internas. La coordinación se hace por escrito, la ayuda se solicita en canales comunes y las decisiones se toman de forma asíncrona y pública para dejar constancia.
La promesa es bastante tentadora: después de un periodo de caos y sensación de desconexión, luego se dispara la productividad. Sin embargo, aunque es probable que esto ayude a identificar reuniones innecesarias, me surgen dudas sobre los efectos a largo plazo.
En este tipo de entornos de "reunión-cero" es probable que se fomente el individualismo frente al equipo. Es más fácil que se generen malentendidos que la comunicación escrita no sólo no va a resolver, sino que es probable que empeore. Además resulta más difícil crear una visión compartida y un verdadero espíritu de equipo. De hecho, ¿no podría esta falta de espacios síncronos fomentar una toma de decisiones mucho más vertical y menos colaborativa?
¿Qué opinais? ¿Sería posible en vuestra empresa trabajar un mes sin reuniones?
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