Fatiga por videollamada: tips para mejores reuniones on-line

Descubre las causas de la fatiga por videollamada y explora soluciones y consejos prácticos para mejorar el bienestar en el entorno laboral.

Las videollamadas ponen exigencias sobre nuestro cuerpo y nuestro cerebro diferentes de las de las conversaciones cara a cara, y tras un día de reuniones por videollamada podemos sentirnos agotados y no saber muy bien por qué.

Entender y abordar este tipo de agotamiento es esencial para garantizar el bienestar integral de los empleados, por eso hemos querido explorar las causas y posibles soluciones de este fenómeno conocido como video fatigue o fatiga por videollamada.

¿Os ha sucedido alguna vez? ¿Cómo lo habéis abordado en vuestras empresas? Contádnoslo en los comentarios.

¿Qué es la fatiga por videollamada?

Con la pandemia tuvimos que adaptar nuestra forma de trabajar y comunicarnos de forma drástica. Plataformas como Zoom, Microsoft Teams y Google Meet se convirtieron en protagonistas principales de nuestro día a día.

Y, aunque las videollamadas nos permitieron seguir trabajando y comunicándonos, también trajeron consigo una sensación de agotamiento peculiar que nos hace preguntarnos por qué estamos tan cansados si solo hemos estado frente a la pantalla.

Las cuatro causas principales de la fatiga por videollamada

Stanford’s Virtual Human Interaction Lab, conocido por su investigación en interacciones humanas en espacios virtuales, ha lanzado el primer estudio empírico sobre video fatigue, y ha descubierto que este fenómeno tiene cuatro causas principales.

Veamos cuáles son estas causas y qué soluciones se recomienda aplicar:

1. Contacto visual prolongado y no natural

En las reuniones cara a cara, el contacto visual no siempre es constante. Pero en las videollamadas nos encontramos a menudo mirando directamente a las caras de las personas durante mucho tiempo. Este contacto visual prolongado e intenso puede resultar invasivo, y aumenta nuestro nivel de alerta, causando agotamiento.

Este nivel de alerta también puede aumentar debido a la forma en que miramos. Durante una conversación, se busca un contacto visual directo con el interlocutor, pero esto no es posible con la tecnología actual. Nuestra webcam está en algún punto por encima de la pantalla, o a un lado. Si miramos a la webcam para que la otra persona sienta que le estamos mirando, en realidad dejamos de mirarle; y viceversa.

Se ha observado que esto fatiga al cerebro, que interpreta esta falta de contacto visual directo como una posible amenaza. Sabe que algo falla en esta interacción.

SolucionES: SPEAKER VIEW

Aunque no es una solución perfecta, centrarte sólo en la cara de la persona que está hablando en vez de ver a todos los participantes a la vez puede reducir la fatiga. A esto podemos añadirle otras «técnicas» como minimizar la ventana de la videollamada para reducir el contacto visual prolongado.

2. Mirarnos a nosotros mismos

Que nos miremos a nosotros mismos durante las llamadas no es narcisismo. La Fusiform Face Area (FFA) es un área del cerebro dedicada exclusivamente a procesar caras, y que nos lleva a mirarnos si tenemos acceso a nuestro propio reflejo. Es muy difícil resistirse. Pero observarnos a nosotros mismos puede ser una distracción y un desgaste mental, ya que la FFA está en actividad constante.

Solución: apaga el self-view

La solución es evidente; si no aparecemos en la videollamada, no tenemos que resistir la tentación y le ahorramos a nuestro cerebro la energía que dedica a procesar nuestra propia imagen.

3. Falta de movilidad

Es evidente que, comparado con las conversaciones cara a cara, en una videollamada tenemos menos margen para movernos y ponernos cómodos. Aunque podríamos movernos, tendemos a pasar horas quietos, en el mismo marco. Y esto puede traer problemas que aumentan nuestra fatiga. Por ejemplo:

  1. Acumulación de tensiones musculares: estar en una misma posición durante mucho tiempo puede causar tensión, especialmente en la espalda, cuello y hombros. Esta tensión puede conducir a molestias o dolor que, a su vez, pueden ser agotadoras.
  2. Disminución de la liberación de endorfinas: la actividad física, incluso la más ligera, ayuda a liberar endorfinas, que son neurotransmisores que promueven sensaciones de bienestar y reducen la percepción del dolor.
  3. Desconexión mental: levantarse y moverse, aunque sea brevemente, puede proporcionar un «reinicio» que puede ayudar a reenfocar la mente. La falta de estas pausas puede llevar a una fatiga mental acumulativa.

Solución: aléjate un poco de la pantalla

Si te relajas y te alejas un poco del ordenador, al menos permitirás que tu cuerpo se mueva un poco y se relaje de forma más natural, como en una reunión normal.

Otras soluciONES: reuniones mientras caminas

A ser posible, otra solución es que no todas las reuniones tengan lugar sentados delante del ordenador. Puede que mantener el contacto visual en esta modalidad sea más difícil, pero no todas las reuniones tienen que tener vídeo. De hecho, atender sólo al audio mientras damos una vuelta por un sitio tranquilo es perfecto para evitar la fatiga por videollamada.

4. Interpretar señales no-verbales

En una videollamada se altera la forma en que procesamos el contacto visual, haciendo que nuestro cerebro esté en constante alerta. Esto nos lleva a prestar más atención a los gestos y señales no verbales de los demás (por eso es buena idea apagar el grid-view).

Un ceño fruncido, un cambio de postura, un gesto de la mano, incluso el ritmo de respiración: nos volvemos hiperconscientes de estos detalles y terminamos agotados. En una conversación cara a cara, muchos de estos gestos se interpretan de forma más intuitiva y automática.

Solución: no todo tiene que ser una vIdeollamada

Si puedes, participa en la reunión apagando el vídeo completamente y atendiendo sólo al audio. Esto reduce la cantidad de información no verbal que tu cerebro tiene que procesar y puede hacer la comunicación menos agotadora.

Plantearnos otras alternativas que no sean en tiempo real también puede sernos útil: los correos electrónicos, los mensajes instantáneos o las notas compartidas.

Fatiga por videollamada: cuatro causas y posibles soluciones para combatirla.

Otros consejos

Los 30 son los nuevos 60

Considera reducir el tiempo de las reuniones. A los 30-40 minutos en las videollamadas las ondas beta bajan y siguen bajando conforme pasa el tiempo. Es decir, el cerebro empieza a dar señales de agotamiento.

Si la reunión va a durar 60 minutos pregúntate seriamente para qué necesitas 60 minutos. Y para asegurarte de que no duren más de 30, antes de convocar la reunión pregúntate: ¿cuál es el propósito de la reunión? ¿Quién necesita estar? ¿Cuánto tiempo necesito? Si sólo necesitas 15 minutos, que sólo dure 15 minutos.

Pausas regulares entre las reuniones

Aunque solo sean 10 segundos. La doctora Sahar Yousef recomienda cerrar los ojos y masajear ligeramente las sienes y la mandíbula. Un descanso, aunque sea así de breve, aumenta las ondas alfa de nuestro cerebro, asociadas con un estado de relajación y calma.

No vayas a todas las reuniones

No todas las reuniones requieren tu presencia. Analiza cuáles son realmente esenciales para ti y considera delegar o pedir resúmenes de las que no lo son. Bastará con explicar por qué no vas a asistir.

Integrar el Corporate Well-being

Corporate Well-being es un concepto que se originó en el siglo XX y se ha vuelto cada vez más relevante. Abarca prácticas y programas para mejorar la salud, la seguridad y el bienestar de los empleados.

La fatiga por videollamada puede afectar a los empleados de nuestra organización y el Corporate Well-being puede ofrecernos prácticas para evitarla. Por ejemplo:

  • Tecnología amigable: utilizar software que permita un acceso fácil y una experiencia de usuario cómoda.
  • Agendas claras: establecer agendas claras para las reuniones virtuales para que sean eficientes y se reduzca el tiempo frente a la pantalla.
  • Bienestar visual: ofrecer recomendaciones sobre cómo proteger la vista; por ejemplo, seguir la regla 20-20-20 (cada 20 minutos, mirar algo a 20 pies de distancia durante 20 segundos).
  • Mindfulness y técnicas de relajación: promover la práctica de mindfulness y técnicas de relajación para ayudar a los empleados a manejar el estrés y mantener un buen equilibrio entre la vida personal y laboral.
  • Feedback continuo: obtener retroalimentación de los empleados sobre cómo están manejando las videollamadas y cómo se sienten, para hacer ajustes según sea necesario.

Enfrentar la fatiga por videollamada es clave en la era digital. Es esencial buscar estrategias, desde ajustar la visibilidad en las llamadas hasta integrar prácticas de Corporate Well-being, para construir un entorno laboral más saludable y resiliente.


Fuente: Dr Sahar Yousef, neurocientífica cognitiva.

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